Las caricaturas de Mahoma: Libertad de expresión o incitación al odio...

24 de noviembre de 2009, escrito por Sin comentarios

(Extracto de un artículo de Thierry Meyssan)


Reproducimos aquí la caricatura más polémica. En ella se puede ver a un hombre que lleva un turbante que en realidad es una bomba. Según el Jyllands-Posten (diario danés posicionado a la extremaderecha, y que realiza, desde hace 3 años, una violenta campaña contra los inmigrantes. En el marco de esta campaña ha publicado artículos y editoriales en los que insinúa que el Islam es incompatible con la democracia y que es imposible que los musulmanes se integren a la sociedad danesa.), como decíamos, según el diario, el personaje es Mahoma y la caricatura ridiculiza a los extremistas que invocan al Profeta en la práctica del terrorismo. Sin embargo, el turbante del personaje lleva inscrita la profesión de fe de los musulmanes: «Dios es grande y Mahoma es su profeta». Por consiguiente, el personaje no es el propio Mahoma sino un musulmán emblemático. El objetivo del turbante-bomba es asociar su imagen con la de un terrorista. Este mensaje estigmatiza a los musulmanes en su conjunto y constituye una instigación al odio castigada por la ley en cualquier sociedad democrática.

O sea, se habla indebidamente de las «caricaturas de Mahoma» cuando en realidad se trata de caricaturas sobre los musulmanes.

En un primer momento, parecía indudable para el tribunal que no se trataba de una crítica hacia una religión sino de una injuria y/ó difamación contra un grupo de personas por causa de la supuesta pertenencia de estas últimas a una religión. En efecto, el tribunal no aceptó una denuncia de una asociación religiosa que quería defender a las personas que creen en el Islam, pero si aceptó las de la GMP y la UOIF ya que los estatutos de esas dos asociaciones incluyen la defensa de los derechos de sus miembros como miembros de la sociedad y no como creyentes. Sin embargo, en un segundo tiempo, el presidente del tribunal dejó que la vista se desarrollara como si se tratara de un juicio sobre el derecho de criticar el Islam.

En este caso, ya se sabe, en este momento, que los principales protagonistas mintieron (el Jyllands-Posten en cuanto a sus objetivos, el primer ministro danés en lo tocante a los reclamos de los embajadores árabes, la Sociedad Islámica de Dinamarca sobre el carácter de las caricaturas y Abu Laban sobre su propio compromiso político). También se sabe que todos estos protagonistas están vinculados a la administración estadounidense, que se dedica a promover la «guerra de civilizaciones».

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