El exceso de amputaciones en Haití desata duras críticas

31 de enero de 2010, escrito por Sin comentarios
En las críticas jornadas que siguieron al terremoto de a Haití, en medio de la escasez de medicamentos y de la urgencia por tratar a decenas de miles de heridos, los médicos que asistían a las víctimas practicaron muchas amputaciones de miembros. Algunas voces médicas se han alzado en los últimos días contra lo que consideran un "exceso" de amputaciones un tratamiento de último recurso y la práctica sistemática de una "medicina de guerra".
"He visto fracturas simples de brazo tratadas por medio de la amputación, mientras que podrían haberse curado", dijo al diario francés Le Monde el doctor François-Xavier Verdot, cirujano ortopédico y enviado con el equipo de los bomberos franceses. El doctor consideró que cuando las amputaciones son efectuadas "como guillotinas" el riesgo de infección es enorme porque el hueso queda al descubierto.

"He visto fracturas simples tratadas con amputaciones", dice un cirujano.

Sin posibilidad de prótesis

Verdot criticó también que la ausencia de una cirugía secundaria dejará a las víctimas con unos muñones sobre los cuales será imposible colocar luego una prótesis que les ayude a rehacer sus vidas.
"¡No estamos en guerra! ¡Podemos volver y hacer un seguimiento de los pacientes!", se quejaba Sophie Grosclaude, otra joven cirujana francesa que escuchó, en conversaciones con colegas estadounidenses, cómo estos alegaban que en un país "tan pobre" y sin capacidad de seguimiento médico era más fácil optar por una solución limpia y definitiva: amputar un miembro.

Médicos de EEUU justifican la práctica porque Haití es un país muy pobre.

Organizaciones como Dolor Sin Fronteras y Handicap International preparan programas para asistir a los miles de amputados que requerirán cuidados especiales.
A la polémica desatada por el exceso de amputaciones, se sumó ayer el escándalo protagonizado por un grupo de médicos puertorriqueños. En unas fotografías difundidas por Facebook, se ve a los facultativos en una fiesta, bebiendo, fumando y portando armas de fuego prestadas por soldados dominicanos. En otras imágenes, los médicos aparecen retratados junto a pacientes haitianos con miembros amputados y con una sierra entre las manos, con la que se supone que realizarían nuevas operaciones.
Tal es el revuelo que se ha montado en el país puertorriqueño, que el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, ha mostrado su malestar por las escandalosas imágenes. "Vamos a buscar nombre, dirección y teléfonos de los médicos que aparecen en las fotos, que son crudas e insensibles y los vamos a publicar en la prensa para que se puedan explicar", aseguró Schatz.
El presidente del Senado anunció también que se pondrán en contacto con el Gobierno dominicano para pedir responsabilidades a los militares que dieron armas a los galenos puertorriqueños.
El presidente del Colegio de Médicos Cirujanos, Eduardo Ibarra, advirtió de que el Comité de Ética podría tomar medidas contra los médicos que salen en las fotos, entre los que hay varios colegiados.
"Es muy triste lo que está pasando y el daño que esto le puede causar a Puerto Rico en el extranjero", reconoció Ibarra. "Es patético. Esperamos que tengan una explicación; que digan que fue una fiesta después de trabajar 48 horas o algo así que pueda ser justificado", concluyó.

Los cienciólogos han aterrizado en Puerto Príncipe


1. La iglesia de la Cienciología ha aterrizado en Puerto Príncipe con el actor John Travolta a la cabeza, que trajo su propio avión privado con cienciólogos y alimentos. Los seguidores de esta religión se han repartido por la ciudad ataviados con camisetas amarillas para dar "ayuda".
2. Isabel Solá es una monja española que ayer acudió a la sede de Naciones Unidas en Haití "desesperada" porque la zona rural donde ella y otras religiosas tienen desde hace años un proyecto educativo ha quedado totalmente dañada y los niños tienen que ser desalojados urgentemente.
3. En la cafetería de la sede de Naciones Unidas se puede asistir a grandes discusiones sobre si es mejor comer en ella nuggets de pollo, brochetas de pollo o pollo al curry. Desde hace un par de días, además, han instalado una pantalla gigante desde donde se puede ver la CNN.
4. La Comisión Europea tiene su propio programa de ayuda humanitaria, encabezada entre otros por el español Vicente Raimundo. Bruselas ha donado 30 millones de euros que están siendo destinados,entre otras cosas, a las comunicaciones: teléfono, wi fi etc.
5. En algunos puestos callejeros es posible comprar relojes con la cara de Obama, revistas con los Jonas Brothers en portada y cuadernos para mejorar la gramática francesa. También hay periódicos atrasados.

La generación perdida


Niños haitianos hacen cola para recibir comida en Puerto Príncipe.

En dos semanas, los escolares haitianos hubiesen tenido vacaciones por el Carnaval y las calles de Puerto Príncipe se hubiesen llenado de música criolla, carrozas y disfraces. Pero este año no hay vacaciones escolares porque no hay clases. Tampoco se sabe cuándo volverá a haberlas.
La mayoría de guarderías, colegios, institutos y la universidad están destruidos por el terremoto. Los pocos centros educativos que se mantienen en pie están ocupados por gente que no tiene casa. Los autobuses escolares están siendo utilizados para transportar lo que sea. Por las calles, miles de niños deambulan sin nada que hacer, unos fabrican cometas, los adolescentes pasean con motos nuevas que han cogido de los concesionarios que quedaron abiertos. Muchos no dejan de chupar una botella de un refresco de color naranja que se llama Gladiator, una especie de bebida energética.


¿Alguien te está ayudando estos días a seguir leyendo, estudiando? "No", contestan una y otra vez los críos. "Tenemos que permanecer al lado de nuestros padres, hacer lo que hacen ellos", explica muy serio el pequeño Jonathan, mientras ayuda a transportar agua desde la cisterna de Acción contra el Hambre hasta la chabola donde vive.

Irse de casa para estudiar

Jonathan lleva a la espalda una mochila con el dibujo de la muñeca Barbie y dice que tiene 14 años, pero aparenta los 10 de un niño de un país desarrollado. Si la cosa no se arregla, explica, cree que sus padres terminarán mandándole con familiares a estudiar "a otra provincia".

En Haití viven alrededor de 4, 1 millones de menores, según datos de Unicef. En la escuela primaria están escolarizados el 51% de las niñas y el 48% de los niños. En la secundaria, el porcentaje baja más de la mitad. Magdeleine, de 16 años, lava ropa en medio de la calle. Le gustaría ir a la universidad, casarse pronto, pero nada de hijos porque "la vida es dura", dice. Tampoco ha vuelto a abrir un libro desde que el seísmo se llevó su casa y su instituto por delante.
Precisamente una de las prioridades del Gobierno haitiano es levantar de nuevo el sistema educativo, partiendo de la base que ya antes del terremoto los índices de escolarización eran muy bajos. En Haití la educación pública es gratuita, pero también hay muchas escuelas privadas y religiosas.
Isabel Sola, monja española que trabaja la educación en zonas rurales a las afueras de Puerto Príncipe, explica que la situación es "irreversible". "Nuestro proyecto de escuela se ha venido abajo, en la zona donde trabajamos se ha abierto una enorme grieta y vamos a tener que desalojar", afirmaba ayer en la sede de Naciones Unidas, donde había acudido "desesperada" a pedir ayuda.

Estudios interrumpidos

Los problemas en la educación también afectan al grado superior. Jael Richard, haitiana de 27 años, estudiaba medicina y no tiene "ni idea" de cuándo podrá regresar a las aulas. A Jael le gustaría terminar sus estudios, ahora se limita a pasar el día al lado de la iglesia adventista a la que pertenece. Pero la única posibilidad que tendría ahora mismo de llegar a ser doctora sería salir a otro país, algo imposible para ella en estos momentos.
La universidad de Puerto Príncipe quedó totalmente destruida y en ella murieron miles de alumnos y sus profesores. También un grupo de estudiantes canadienses que se encontraba allí para asistir a una conferencia. En sus puertas y entre cascotes se pueden ver todavía miles de apuntes, partes de asistencia a clase, borradores y libros manchados de barro.


Fuente: publico.es

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