El Supremo no excarcelará al preso más antiguo de España

5 de abril de 2011, escrito por Sin comentarios
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-ElPaís-

Miguel Francisco Montes Neiro lleva casi 35 años consecutivos entre rejas. Más de la mitad de su vida. Este andaluz de 61 años es el preso común más antiguo de España. Hoy el Tribunal Supremo no ha ordenado su excarcelación pero sí ha decretado la nulidad del auto de la Audiencia Provincial de Granada que en 2010 denegó la puesta en libertad de Montes.

La defensa de Montes recurrió ante la Audiencia alegando que el preso debía haber salido en libertad en 2010 en virtud de la acumulación de condenas. Sin embargo, el 15 de septiembre de ese año el tribunal rechazó los argumentos del abogado Félix Ángel Martín García, alegando que la refundición de condenas únicamente podía aplicarse para delitos susceptibles de ser juzgados en el mismo proceso, lo que no era aplicable en el caso de Montes.

En su resolución, el Supremo obliga a la Audiencia de Granada a que aclare su auto y señale qué penas de las impuestas a Montes podrían acumularse o no, informa Julio M. Lázaro. De todas formas, el abogado tiene claro que va a solicitar el indulto al Ministerio del Interior para que Montes pueda quedar en libertad antes de 2021, fecha en la que terminaría de cumplir las condenas por los 24 delitos que ha cometido desde que entró en prisión el 7 de octubre de 1976.

"Está muy nervioso, con mucho estrés. Ayer me llamó varias veces para ver si había alguna novedad. Deciden algo muy importante para su vida", comentaba esta mañana su hermana Encarnación. Montes, natural de Granada y de 60 años de edad, lleva desde 1976 en prisión. No tiene delitos de sangre. Sus condenas encadenadas se deben a sus reiterados intentos de fuga. "Cuando se fugaba y era detenido, el juez decretaba la prisión preventiva. Si está condenado y a la vez en prisión preventiva no se le puede clasificar y por tanto el sistema penitenciario no puede hacer nada por él. Como él siempre ha estado preventivo no ha podido tener la libertad condicional", explica Martín García.

La última fuga se produjo en noviembre de 2009, al intentar aprovechar un permiso penitenciario para asistir al velatorio de su madre en Granada. "Se tomó una pastilla para dormir y, cuando se levantó, vio a sus hijas -que hoy tienen 13 y 15 años y nunca han conocido a su padre en libertad- y fue a comprarles churros para desayunar. Es lo que ansía, hacer cosas normales, cotidianas", cuenta Encarnación, que justifica cada una de sus cinco huídas.

"Yo no digo que sea un santo, pero es un delincuente común que sólo ha cometido robos en grado de tentativa y algunos delitos menores contra la salud pública", explica Martín García. Esta mañana, el abogado no confiaba en que su cliente saliera en libertad. "Creo que van a tirar la llave y lo van a dejar ahí. No se a quién le ha fastidiado, pero tiene que haber sido a alguien gordo. No creo que lo absuelvan porque supondría reconocer que se han equivocado".

Encarnación sí confiaba en que su hermano saliera a la calle y ahora teme la posible reacción de este. "Me da pánico lo que pueda pasar porque últimamente tiene muchos ataques de ansiedad, dolores de cabeza...". Además de los varios intentos de fuga, Miguel Francisco acumula en su historial varias tentativas de suicidio. "Si no le dan la libertad ahora... ¿cuándo se la van a dar? Sería demasiado cruel...", comentaba.

La decisión del alto tribunal complace en parte a Martín García. "Sinceramente no esperaba que fueran a dejar en libertad a Miguel, lo cual va a suponer un mazazo para él, pero el hecho de que insten a la Audiencia a que explique sus cálculos es positivo". Martín García siempre ha sostenido que hay una pena de ocho años de prisión que se debería haber incluido dentro de la resolución que la misma Audiencia dictó en 1999 en la que decretaba que por la acumulación de penas impuestas a Montes entre 1976 y 1986, este únicamente debía cumplir 15 años de cárcel. "Espero que ahora aclaren qué va a pasar con esa condena".

De la "mili" a la perpetua

Después de 34 años en prisión, Miguel Montes Neiro hace ya lustros que perdió la fe en el tiempo y la justicia. Para él, la realidad ha convertido ambos conceptos en parámetros tan ambiguos como la libertad. Además, de una forma u otra, parecen haberse aliado para someterlo. Miguel lo reconoce con un hilo de voz que vence al teléfono, desde donde recibe ánimos de Encarnación, su hermana, que está convencida de que ha llegado el momento de lograr la excarcelación del preso más antiguo de España.

"No puedo entender cómo en un país en el que no existe la cadena perpetua puede darse esta situación con alguien que no ha cometido ningún delito de sangre", repite una vez más, con la esperanza de que un disparo certero del fotógrafo motive cierta piedad o compasión en quien deba revisar el caso o firmar un expediente o admitir un error.

Miguel Montes, a sus 60 años, es un enfermo crónico de riñón que, además, padece un cáncer. Condenado por 20 delitos, ninguno de ellos de sangre, ha intentado suicidarse en varias ocasiones, en busca de una evasión que de otra manera se le antoja complicada. "No creo que salga si no me escapo de nuevo, a no ser que esté muerto", repite convencido de que algo tiene que haber que sostenga su historia, algún elemento que se le escapa y que llena sus pensamientos de conspiraciones que siempre le conducen a un callejón sin salida.

El 7 de octubre de 1976, por "desertar" del Ejército, Montes fue detenido en rebeldía y pisó por primera vez la cárcel. Aquel fatídico día comenzó a soplar una brisa que se convertiría en un huracán judicial lleno de vistas y condenas, de aplazamientos y fugas, de sueños improbables.

"Mi hermano se fugó y desde entonces comenzó a enredarse mucho la situación. Después volvió a fugarse varias veces y ha ido sumando condenas por robos menores o falsificación de documentación. Le han ido añadiendo años por delitos que están relacionados con sus fugas. Es muy injusto que mi hermano entrara en prisión la primera vez y que siga allí", explica Encarnación, sin poder reprimir las lágrimas.

La historia, que parece imposible, se sostiene. Sin ir mar lejos, el pasado miércoles la Audiencia de Granada denegó la excarcelación de Montes, que había solicitado que se refundiera su condena actual con la de una sentencia anterior. El Tribunal de la Sección Primera consideró que no puede refundirlas porque la doctrina del Supremo exige "como requisito inexcusable" que los hechos se pudieran haber enjuiciado en un solo proceso.

"Ya sólo nos queda la posibilidad del indulto. Vamos a intentarlo, aunque será difícil que el sistema admita su error. Si la cárcel está para reinsertar esto no tiene mucho sentido", comentó el abogado del preso, Félix Ángel Martín García, que admitió que Miguel está convencido de que sólo mediante la fuga podrá salir.

Analizando su historia con mirada empírica, su reflexión no resulta un disparate. Montes tiene ya experiencia en dar esquinazo a la policía. Durante sus cinco fugas ha logrado permanecer a sus anchas unos 1.400 días. La más espectacular fue en 1986, en Málaga, cuando se ahorcó en su celda y lo dieron por muerto. "Mi hermano cuenta que se despertó con mucho dolor en el cuello en una sala en la que había otros cadáveres", dice Encarnación. Se trataba de la morgue de un hospital. "No dudó y saltó por una ventana, entonces estuvo huido algunos meses", recuerda con melancolía la mujer, que lo visita con relativa frecuencia en la prisión de Jaén.

"Es un caso sorprendente, desde luego que no he visto nada parecido. Cuando se dan situaciones de este tipo suele aplicarse el triple de la pena mayor. Miguel no ha tenido una condena superior a seis años, por lo que dieciocho habría sido algo prudencial", concluye su abogado.

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