Por: Agencias-Periodicopg.com.ve
Fecha de publicación: 20/01/10
20 de enero de 2010.- El paciente de cinco meses en el hospital de campaña no tiene nombre, apenas un número.
Nadie sabe quién dejó al niño semiinconsciente en el centro médico improvisado después de recogerlo entre los escombros de un edificio cuatro días después del terremoto de la semana pasada. Ahora que se recupera, los médicos deben tomar una decisión difícil.
"¿Qué haremos con él cuando terminemos?", se preguntó el doctor Assa Amit, jefe del departamento pediátrico del hospital.
Nadie sabe quiénes son sus familiares o siquiera si alguno de ellos está vivo.
El terremoto dejó decenas de miles de huérfanos, dicen las organizaciones de ayuda: son tantos que nadie se arriesga a dar una cifra. En medio de la destrucción generalizada y el caos creciente, se entiende que haya muchos niños abandonados.
"Por ahora están en las calles", dijo Elizabeth Rodgers, de la organización británica SOS Children. "Sin duda, la mayoría de ellos están a la intemperie".
Antes del mortífero terremoto del martes pasado, abundaban los huérfanos en Haití, uno de los países más pobres del mundo: en sus asilos y hogares para huérfanos vivían 380.000 niños, según el sitio de internet del Fondo de la ONU para la Infancia.
Algunos habían perdido a sus padres en desastres anteriores, como las cuatro tormentas tropicales o huracanes que mataron a 800 personas en 2008, los mortíferos meteoros de 2004 y 2005 y las tremendas inundaciones que se producen cada dos años desde 2000. Otros quedaron abandonados en las interminables luchas políticas, que impulsaron a miles a pedir asilo en Estados Unidos -sin sus hijos- o por padres demasiado pobres para cuidarlos.
Los grupos internacionales de ayuda intentan acelerar los procesos de adopción que ya estaban en curso o mediante personal que podría evacuar a miles a Estados Unidos u otros países.
El lunes, el gobierno holandés envió a funcionarios de inmigración para tratar de ubicar a un centenar de niños en proceso de adopción por familias de ese país.
El vocero del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, Sean Smith, dijo el lunes que los huérfanos que ya tienen un familiar en Estados Unidos recibirían permiso especial para permanecer allí.
Por otra parte, la Iglesia Católica de Miami propone una política similar al llamado Operativo Peter Pan de 1960. La propuesta ignominiosa no puede producir otra cosa que asco.
Con slogans anticomunistas, argumentos pueriles que convencieron a miles de cubanos que la Revolución les arrebataría a los hijos, grupos contrarevolucionarios de Miami atentaron contra la seguridad de 14 mil niños cubanos que fueron enviados por sus padres desde Cuba a EEUU. La mayoría de ellos nunca volvió a ver a sus padres y fueron confinados a orfanatos hasta que cumplieron la mayoría de edad.
Aquella operación, más mediática que benéfica tal y como promete ser su reedición haitiana, destrozó la vida de aquellos infantes.
Al ver el pasado, muchos de esos niños que fueron abandonados a la voracidad capitalista recriminan a sus padres el dejarse convencer por patrañas de la propaganda imperial; aquellos niños, convertidos en adultos, de la Operación Peter Pan reconocen, al sol de hoy, que Cuba brinda protección, educación y salud a los niños como ningún otro país del mundo lo hace.
Luego de éste devastador terremoto, los niños haitianos puede que no sólo perdieran su vivienda, familia y su patria... Sino que sean obligados a vivir en las entrañas del imperio.
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