Después de más de 100 años de lucha, el hombre blanco y el indio nativo norteamericano enterraronel hacha de guerra. En realidad fueron dos afroamericanos, el presidente, Barack Obama y el fiscal general, Eric Holder, quienes se impusieron como prioridad devolver a las tribus indias lo que por derecho propio les pertenece. Esta semana lo cumplieron, llegando a un acuerdo sin precedentes, que devuelve a los indios 3.300 millones de dólares (2.250 millones de euros) en fondos de inversión y pago por tierras arrendadas al Gobierno.
En 1966, Elouise Cobell, una banquera india, de la tribu de los pies negros y descendiente del mítico Jefe de la Montaña, presentó una demanda por supuesta mala gestión pública de los fondos de inversión que el Gobierno federal creó en el siglo XIX. Según sus cálculos, Washington les había estafado más de 137.000 millones de dólares, 92.000 millones de euros. Cobell representaba a 300.000 indios. Todos ellos secundaron la denuncia, creando la mayor demanda colectiva que se ha presentado contra el Gobierno federal de Estados Unidos.
Muchos indios y sus descendientes llevaban décadas recibiendo cheques anuales por cantidades ridículas, como el equivalente actual de 60 centavos de dólar, 40 céntimos de euro. El sistema de fondos de inversión se creó en 1887 para compensar el arrendamiento forzoso de tierras en las que ancestralmente habían residido tribus enteras. El Gobierno de EE UU gestiona unos 22 millones de hectáreas que en su día pertenecieron a la población nativa. Con los años, los propietarios de aquellos terrenos murieron y los dejaron en las manos de generaciones enteras de descendientes. Hoy, una hectárea puede estar en manos de decenas de personas.
"Esta cuestión ha sido una causa de problemas y de vergüenza desde la infancia de este Gobierno", fueron las palabras del presidente Chester Arthur en 1887. Finalmente, el martes, ambas partes, los indios y el Gobierno, llegaron a un acuerdo de compensación, con la inyección de 1.400 millones de dólares a los fondos de inversión para repartir entre sus propietarios, y la creación de un programa dotado con 2.000 millones para comprar terrenos en manos de nativos. Obama les ha propuesto a los indios comprarles las tierras, hasta ahora muy fragmentadas, unirlas en terrenos mucho más grandes y devolvérselas a las tribus para su propio uso común.
En un comunicado, el presidente dijo: "Con este anuncio, damos un paso importante para la reconciliación sincera entre los beneficiarios de esos fondos y el Gobierno federal". Los demandantes no se consideran del todo satisfechos. "No hay duda de que es una cantidad menor a la que los indios tienen derecho", dijo Cobell, la denunciante. "Pero nos vemos obligados a aceptar el acuerdo al darnos cuenta de que nuestro grupo merma cada año, cada día, mientras nuestros ancianos mueren".
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